Aprender a gestionar el tiempo

La gestión del tiempo: Urgencia, Importancia, Significado

La gestión del tiempo no es solo una cuestión lógica, sino también emocional. Aunque existen numerosas herramientas y técnicas diseñadas para mejorar la eficiencia y la productividad, muchas personas aún sienten que nunca tienen suficiente tiempo. Esto se debe a que factores emocionales como la culpa, el miedo, la preocupación y la frustración influyen en cómo decidimos utilizar nuestro tiempo.

Evolución de las estrategias de gestión del tiempo

Históricamente, la gestión del tiempo ha pasado por diferentes fases:

  1. Eficiencia (años 50 y 60): Durante la revolución industrial, se pensaba que desarrollar herramientas y tecnologías que permitieran hacer las cosas más rápido otorgaría más tiempo libre. Sin embargo, aunque la eficiencia es valiosa, no siempre conduce a una sensación de control sobre el tiempo.
  2. Priorización (años 80): Esta estrategia se basa en evaluar las tareas según su urgencia e importancia, permitiendo enfocarse en lo que más importa. No obstante, priorizar no crea tiempo adicional; simplemente reorganiza las tareas existentes.

Pensamiento tridimensional: el enfoque de los multiplicadores

Se introduce el concepto de “multiplicadores”, personas que utilizan un enfoque tridimensional para la gestión del tiempo:

  • Urgencia: ¿Qué tan pronto importa algo?
  • Importancia: ¿Qué tanto importa?
  • Significado: ¿Cuánto tiempo importará?

Al considerar el significado, los multiplicadores se preguntan si una acción tiene valor a largo plazo. La clave está en identificar las actividades que pueden crear más tiempo en el futuro.

Estos son los cinco conceptos más importantes a tener en cuenta:

  1. Eliminar: Preguntarse si la tarea realmente necesita ser hecha. Muchas actividades son simplemente una distracción.
  2. Automatizar: Implementar sistemas y procesos que permitan que las tareas se realicen solas. Aunque inicialmente requiere inversión de tiempo, esta estrategia genera un “dividendo de tiempo” en el futuro.
  3. Delegar: Asignar tareas a otras personas que puedan realizarlas eficazmente. Aunque a menudo se teme que otros no lo hagan tan bien, se puede ganar más tiempo a largo plazo al delegar adecuadamente.
  4. Posponer (Procrastinar a propósito): Identificar aquellas tareas que no necesitan ser realizadas de inmediato. Dejar algo para más adelante puede ser intencional si aún no es el momento adecuado para llevarlo a cabo.
  5. Concentrarse: Finalmente, cuando se decide que algo debe hacerse ahora, la atención debe estar completamente enfocada en esa actividad.

Multiplicar el tiempo implica tomar decisiones que puedan crear más tiempo a largo plazo, en lugar de solo optimizar el uso del tiempo actual. Cambiar la perspectiva hacia este enfoque puede ser transformador para gestionar mejor las responsabilidades y alcanzar objetivos más significativos. Al mismo tiempo, deberíamos ser consciente que en multitud de ocasiones debemos trabajar en equipo y coordinar roles, tareas y objetivos opuestos, con toda la complejidad que esto trae.

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Infografía de la gestión del tiempo
La gestión del tiempo