Socialización en la era digital

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Qué es la socialización y por qué es esencial

La socialización es el proceso mediante el cual aprendemos los valores, normas y comportamientos que nos permiten integrarnos en la sociedad.
Gracias a ella desarrollamos identidad, sentido de pertenencia y habilidades sociales.

Desde principios del siglo XX, autores como Sigmund Freud, Jean Piaget, Lawrence Kohlberg, Carol Gilligan y George Herbert Mead han ofrecido distintas interpretaciones sobre cómo el ser humano aprende a ser social.

Este artículo repasa y contrasta sus principales teorías y concluye con una reflexión sobre los nuevos agentes de socialización en la era digital, inspirada en la visión contemporánea del sociólogo Paul Adams.


Sigmund Freud: la socialización como control de los impulsos

Para Freud, la socialización es un proceso interno de control del instinto.
El niño nace dominado por el ello, una fuerza de deseos primarios que busca gratificación inmediata.
La convivencia social obliga a moderar esos impulsos, dando origen al yo (mediador con la realidad) y al superyó, que representa la moral y las normas interiorizadas.

Según Freud, la socialización consiste en la formación del superyó, que equilibra el deseo individual y las exigencias del entorno social.

En su visión, la cultura y la sociedad garantizan la convivencia, pero a costa de cierta represión interna.
El aprendizaje moral no es libre, sino fruto del conflicto entre el placer y la norma.


Jean Piaget: el desarrollo cognitivo como base de la socialización

Jean Piaget explicó la socialización desde la perspectiva del desarrollo cognitivo.
El niño no se limita a imitar, sino que construye activamente su comprensión de las reglas sociales a medida que madura su pensamiento lógico.

  • En las etapas iniciales, predomina la moral heterónoma, basada en la obediencia.

  • Más adelante, aparece la moral autónoma, donde se comprenden los acuerdos, la cooperación y la reciprocidad.

Para Piaget, la interacción con los iguales —no solo con los adultos— es esencial para formar una mente social.
La socialización, por tanto, no es represión (como en Freud), sino un proceso de equilibrio entre el yo y los otros.


Lawrence Kohlberg: la socialización moral en seis etapas

El psicólogo Lawrence Kohlberg, influido por Piaget, profundizó en el desarrollo moral y propuso seis etapas agrupadas en tres niveles:

  1. Preconvencional: el comportamiento se guía por el castigo o la recompensa.

  2. Convencional: la conducta busca aprobación social y respeto por las normas.

  3. Postconvencional: el individuo actúa según principios éticos universales, incluso por encima de la ley.

Kohlberg interpreta la socialización como un proceso racional y progresivo de razonamiento moral.

A través de dilemas éticos, mostraba cómo las personas evolucionan desde una moral externa a una moral autónoma y reflexiva.


Carol Gilligan: la ética del cuidado y la socialización relacional

Carol Gilligan, discípula crítica de Kohlberg, observó que su modelo estaba centrado en hombres.
En su obra In a Different Voice, defendió una ética del cuidado frente a la ética de la justicia.

Mientras Kohlberg priorizaba la razón abstracta, Gilligan subrayó la empatía, la conexión y la responsabilidad hacia los demás.
Su propuesta amplía la idea de socialización: no se trata solo de aprender reglas, sino de aprender a cuidar y mantener vínculos humanos.

En la socialización según Gilligan, el desarrollo moral incluye sensibilidad, comunicación y respeto por las emociones, valores hoy esenciales en la convivencia digital y multicultural.


George Herbert Mead: el yo se construye en la interacción

George Herbert Mead, uno de los fundadores del interaccionismo simbólico, vio la socialización como el proceso mediante el cual el individuo construye su identidad (self) a través de la interacción simbólica con los demás.

Según Mead, el “yo” no es algo innato: surge al aprender a ponerse en el lugar del otro.
Este aprendizaje ocurre en dos fases:

  • En el juego libre (play), el niño imita roles específicos.

  • En el juego organizado (game), comprende las reglas del grupo y la visión del “otro generalizado”.

Mead concibe la socialización como la formación del yo social mediante la comunicación y el lenguaje.

Su teoría es especialmente útil para entender cómo las identidades se forman en entornos de interacción, tanto físicos como digitales.


Comparación de teorías: distintas rutas hacia el mismo fin

Autor Enfoque Mecanismo central Finalidad
Freud Psicoanalítico Represión y formación del superyó Control de impulsos y orden social
Piaget Cognitivo Desarrollo del pensamiento moral Equilibrio y cooperación
Kohlberg Ético-racional Razonamiento moral progresivo Principios universales de justicia
Gilligan Ética relacional Empatía y cuidado Relaciones humanas equilibradas
Mead Interaccionista simbólico Comunicación y roles sociales Construcción del yo social

Cada teoría refleja una dimensión distinta del aprendizaje social: instintiva, cognitiva, ética, emocional o simbólica.
En conjunto, ofrecen una visión multidimensional del ser humano como producto y creador de su entorno social.


Los agentes de socialización: familia, escuela, grupo y medios

La socialización se desarrolla a través de agentes que actúan como mediadores entre el individuo y la sociedad:

  • Familia: enseña normas básicas, afecto y valores.

  • Escuela: transmite conocimiento, disciplina y cultura.

  • Grupo de pares: refuerza la identidad y la pertenencia.

  • Medios de comunicación: difunden modelos, lenguaje y tendencias.

Durante gran parte del siglo XX, estos agentes eran relativamente estables.
Pero en los últimos veinte años, la digitalización va transformado profundamente cómo socializamos, aprendemos y nos identificamos con los demás.


Socialización digital: la visión contemporánea de Paul Adams

Con la expansión de las redes sociales y los dispositivos móviles, el proceso de socialización ha entrado en una nueva etapa: la socialización digital.
Hoy, las plataformas tecnológicas actúan como nuevos espacios de interacción simbólica, donde la identidad se construye mediante publicaciones, likes y algoritmos.

El sociólogo y estratega Paul Adams, en su libro “Grouped: How Small Groups of Friends Are the Key to Influence on the Social Web” (2012), propone una lectura innovadora:
las redes no son estructuras masivas impersonales, sino grupos pequeños de afinidad y confianza.

Adams demuestra que la influencia digital opera en microcomunidades, donde los vínculos emocionales guían el aprendizaje y la imitación.

En este entorno, los influencers, los creadores de contenido y los grupos digitales se convierten en nuevos agentes de socialización.
Las redes sociales, en consecuencia, complementan y, en ocasiones, reemplazan el papel de la escuela, la familia o los medios tradicionales como fuentes de valores, modelos y hábitos.


Cómo han cambiado los agentes de socialización en los últimos 20 años

  1. Familia: mantiene su función educativa, pero ahora compite con dispositivos y pantallas desde la infancia.

  2. Escuela: se ha digitalizado con plataformas de aprendizaje y entornos virtuales, promoviendo una socialización híbrida.

  3. Grupo de pares: ya no se limita al espacio físico; las amistades digitales crean comunidades globales.

  4. Medios: los contenidos se han fragmentado, y el algoritmo personaliza la socialización cultural.

  5. Redes sociales: han surgido como el agente dominante en la configuración de la identidad y los valores de las nuevas generaciones.

El proceso de socialización se ha vuelto continuo, ubicuo y mediado por tecnología, lo que exige nuevas competencias: pensamiento crítico, alfabetización digital y empatía virtual.


Conclusión: del yo social al yo conectado

Desde Freud hasta Mead, la socialización se ha entendido como el proceso que nos hace humanos en sociedad.
Hoy, con la irrupción de la tecnología digital, ese proceso ha cambiado de escala y de medio, pero mantiene su esencia: aprender a vivir con los demás.

Los agentes de socialización ya no operan de forma aislada; interactúan en red.
Las familias educan con pantallas, las escuelas usan entornos virtuales, los amigos se encuentran online y los algoritmos recomiendan qué ver, leer o pensar.

Como señala Paul Adams, las redes sociales no sustituyen la socialización tradicional: la amplifican en nuevas formas de conexión y pertenencia.
Entender esta evolución es clave para educar en una sociedad donde el yo social se ha convertido en un yo conectado, más global, más inmediato y también más vulnerable.

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